Despues no pudimos dejar de lado una visita a uno de los seres vivos mas antiguos de nuestro país: la encina de las mil ovejas.
Al finalizar el almuerzo subimos a Peña escrita, Allí nos entretuvimos imaginando qué querian decir los símbolos y esquemas allí representados.
Como era pronto y el entorno era fantástico encuanto a naturaleza, decidimos aprovechar para realizar una pequeña ruta a través del sendero que por lo mas profundo del valle lleva a otro de los enclaves de pinturas rupestres de la zona: el abrigo de La Batanera. Aunque al final las fuerzas flaquearon, y nos dimos la vuelta antes de llegar a nuestro objetivo, la belleza del lugar hizo mella en nosotros y supongo que muchos llevarían un buen recuerdo y algunas buenas fotos. Por cierto aquí teneis un pequeño recuerdo visual de todo.
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Muy chulo el montaje... y desde luego, lo mejor fue el paseito final!
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